Nunca cerraré esa puerta. Me fui. Año nuevo, vida nueva. Si no me hubiera ido y siguiera allí, habría caído en ese abismo a mis pies. Los límites eran externos. Debía salir. De ese amar equivocado. De ti. El tiempo pone a cada uno en su sitio. Dicen. Nos ponemos en sitio con el tiempo. Recolocamos nuestra mente reubicando hasta encajar. A veces manifiesto inquietud e incomodidad. No encuentro mi lugar. Tampoco era ese. Ni otro. En el origen, igual no debí llegar. Mirar a ese no nacer casi me deja fría. No volvería a la vida. Me aterra que morir no sea dejar de existir en cualquier forma. Energías que comparto e intercambio, mientras esto dura, no las quiero más allá. El más acá me basta. Nunca acabará mi proyecto vital. Es un continuo renovado. Reinventarse tras los naufragios. Levantarse y quitarse de encima la sensación de fracaso. Qué más da lo que desde fuera se suponga. Nadie sabe. Nunca sabrán. Muchas de mis respuestas responden a un hábito que busca paz y tranq...