Vivía en sus versos, en las voces internas que la sostenían.
Era una entre multitudes, pero única en esos renglones.
La vida.
Esa mansa travesía con espasmos en deriva.
Amaba y perdía.
Imaginaba el amante lascivo que la seducía.
En su imaginario lo construía.
El día amanecía.
De sueños venía.
Ella se sabía.
Lo previsible no le valía.
Quería vuelos que no se ofrecía.
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