Puedo
Puedo escribir los textos más negros está tarde y seguir su rastro en la noche, oteando el horizonte.
En su espesura perderme, avanzando al laberinto de mi mente, entre sueño y pesadilla hiriente.
Cuando veo como si estuviera ante la vitrina de un escaparate no se retuerce nada, aunque haya sangre y vísceras.
El mundo transmite catástrofes y guerras. Hambre y tragedia.
Las pantallas son de paso.
Ocurre.
Cierto.
Sin embargo no se mueve nada en las tripas de mi cuerpo.
Nos acostumbraron con pequeñas dosis.
Su veneno no nos mata.
Vivimos en jauja.
No aprendimos.
Nos queremos felices.
Balones fuera.
Que cada santo aguante su vela.
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