Limpia el suelo.
Limpia la ropa.
Limpia los platos.
Limpia los cubiertos.
Limpia las cazuelas.
Limpia tus manos.
Limpia tu cara.
Limpia tu cuerpo.
Limpia tu ropa.
Limpia, limpia,…
¿Cómo no poder empezar un poema con la palabra limpia?
Así empieza el libro.
Así me lanzo sobre pantalla.
La limpieza que parece sólo me implica.
Lo sucio se limpia.
Lo que siempre odié, limpiar el polvo.
Se acumula.
Fregar el suelo.
Pasar la mopa.
No me importa tanto.
Pero pasar un paño por muebles y puertas me agobia.
Parece que nunca ganas la batalla.
Siempre presente.
El polvo se acumula.
Borreta.
Esa substancia que siempre flota.
Ácaros.
Alergias varias.
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